El otro día oía, en una de las
tantas piezas de informativos dedicadas a la
imputación de infanta, cómo la
prensa internacional se hacía eco de la noticia. El análisis evidente era que
la imagen de la corona española seguía en decadencia tras un año de
catastróficas desdichas. El titular de una edición digital francesa exponía
que el 50% de la población no valoraba positivamente la imagen del monarca Juan
Carlos I –
campechano para los
paisanos–; y como bien sabemos esto no suena tan duro como decir que ese 50% lo
valora negativamente.
|
No lo sientas porque volverá a ocurrir y lo sabes |
La crónica relataba que tras ese
año de
deslices públicos –si, públicos; porque son de los que por arte y magia
de
birlibirloque nos hemos podido enterar– era imposible saber con exactitud
cuál era la valoración de los españoles con respecto a la corona, ya que el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) no realizaba una encuesta al respecto desde el año 2011. Va siendo hora que se
haga una pregunta a los españoles –a los que quedamos por el reino al menos–. Yo personalmente no me quedaría sólo en cuál es la valoración hacia el rey, creo que
habría que ser más transparentes –que ahora está de moda– y hacer la pregunta
tan cual: ¿
Monarquía o
República? Sin tapujos ni florituras porque dicho esto, puede darse el caso de que alguien pueda mantener una orientación republicana, pero no por ello valorar negativamente la actuación de un monarca –véase el condicionamiento incomprensible de estos
últimos 30 años de afamada transición–, y al contrario también. Y aquí entran a jugar un papel
importante esos que defendían el
juancarlismo o
campechanismo –que al parecer son sinónimos–, y que ahora no sabemos cómo
justificarán lo –para mí– injustificable. Supongo que se están convirtiendo al
felipismo –
del bueno por supuesto,
no del otro–
a base de argumento abdicatorio
, para salir del paso.
Lo del CIS no lo acabo yo de ver
muy bien, porque si en esta Constitución que tenemos tan honorable, respetable, modelo a seguir y tan bien hecha que no es
necesario ni modificarla aunque los tiempos cambien, no se puede convocar un referéndum o consulta
–para que no duela tanto– en Catalunya para conocer realmente la opinión de la
población –lo cual parece un ejercicio básico de democracia y participación
ciudadana, pero ¡NO, quieto parao! porque es anticonstitucional y la ley no lo contempla y
tampoco se puede hacer nada para contemplarlo...– pues que alguien me aclare qué
previsiones de cambio podemos esperar de un ideario de transición inamovible –que vale, nos lavaron el cerebro para aceptar que podría ser válido entonces ¿pero y ahora?– para los que lo defienden, que en definitiva son los que están y estarán
siempre en la élite del poder.
La monarquía es una institución
arcaica, que nunca ha tenido sentido porque básicamente posiciona como Jefe del Estado a alguien que ha tenido el privilegio genético
de nacer en determinada familia; y en esta base hereditaria se ha forjado el abuso de poder y el posicionamiento social. Si, la monarquía es una institución arcaica
que no tiene sentido en un Estado que se jacta y se llena la boca con pronunciar
democracia ejemplar. La monarquía es
una institución arcaica y añeja –incluso huele mal–, y como tal nunca tendrá sentido porque no
tiene cabida en el progreso y el avance de las sociedades –claro que todavía
nos queda por determinar en qué nivel de progreso nos situamos–.
¿Cómo puede entonces una sociedad
trabajar y reivindicar valores, derechos y cambios en un sistema en el que cada
paso que se intenta dar hacia delante y cada cuestionamiento del esshtado de lash cosasshhh es evaluado como
anticonstitucional o proetarra? Si solo tiene cabida lo contenido en el actual
Estado de derecho y éste no puede ser criticado o reformulado, si solo es
válida la interpretación que hace de ese Estado de derecho la casta política
permanente, ¿qué nos queda? Seguir defendiendo y reivindicando lo que creemos justo, porque puede que un día vuelva a ser 14 de
Abril.
Juancarlista el que no vote, Isaac Rosa 4/4/2013